Cuando estaba en la autoescuela intentando sacarme el carné de conducir, una de las cosas que más me costaban eran las cuestas.
Mejor dicho, las cuestas hacia arriba.
Hacia abajo el coche iba solo…
Pero cuando te tocaba detenerte cuesta arriba, ya fuera por un semáforo un stop o, simplemente por el tráfico, arrancar suavemente se complicaba bastante.
Era una especie de lotería donde había 2 opciones.
- Salir chirriando ruedas y rezar para que el coche de delante no se detuviera.
- Calar el coche debido a un mal juego con los pedales.
Casi siempre ocurría la segunda.
Por lo que las cuestas solían darme mucho respeto y algo de miedo, supongo que como a todos los que aprenden a conducir.
Así que, Félix, mi profesor de autoescuela ideó un plan diabólico para curtirme. Me llevó de prácticas a uno de los barrios más empinados de Barcelona y nos pasamos toda la hora subiendo cuestas a ritmo lento.
Incontables semáforos en rojo y señales de stop se interpusieron en nuestro camino, obligándonos a realizar la temida maniobra de arranque.
Ese día Félix descubrió mi error.
Cuando soltaba el embrague tenía el talón del pie izquierdo levantado, no lo apoyaba en el suelo, de tal modo que no tenía “un tope” para no dejar ir del todo el pedal antes de que tocara.
Con solo ese concepto conseguí dominar el arranque cuesta arriba. Colocaba el talón bien apoyado para que fuera mi tope. Sin embargo, esto me derivó en un pequeño vicio de aguantar demasiado el embrague, haciendo que el coche cayera un poco hacia atrás antes de arrancar la marcha…
Conseguí el carné 😁
El otro día me sorprendió un descubrimiento.
Cuando uso el pedal del embrague, más de 10 años después de sacarme el permiso, NO apoyo el talón del pie izquierdo…
Sin embargo, ahora, dada la experiencia, ni se me cala el coche ni me da miedo ningún tipo de cuesta, por empinada que sea.
Te cuento todo esto porque creo que con el swing de golf pasa exactamente lo mismo.
Cada uno tenemos nuestra forma particular de mover el palo y si lo analizamos al detalle no será la forma más ortodoxa ni la más plástica. Algunos incluso pueden (o podemos) tener movimientos que desafían a la teoría…
Y, aun así, ser efectivos. Conseguir “controlar” nuestros golpes.
Así que hoy vamos a repasar algunos trucos para ayudarte a crear un swing simple y práctico que se adapte a tus capacidades físicas, especialmente si eres novato o poco flexible (como la inmensa mayoría de adultos)
La principal limitación de los golfistas senior y la mayoría de los aficionados adultos es su limitada flexibilidad y falta de potencia… hasta hoy.
¿Eres poco flexible?, aquí tienes 4 consejos para mejorar
Marc Puig
Marc@SotaPar.com
@Golfing_marc
Este boletín corresponde al enviado el 29 de Agosto de 2023.
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