El golf sensorial trata sobre mantenerse en el momento presente y, además, conectado a las sensaciones del golpe que tienes delante. No de las consecuencias futuras del golpe, tampoco de la mecánica de movimiento para ejecutarlo correctamente. Esto es algo muchísimo más efectivo que usar cualquier pensamiento de swing técnico o, simplemente, pensar qué representaría ese golpe para tu resultado.
El nuestro no es un deporte como los demás, en golf no reaccionas a una pelota en movimiento, casi sin tiempo para pensar en cómo vas a mover el cuerpo. Al revés, en golf hay demasiado tiempo para pensar, el problema es que pensar no es bueno para generar un movimiento atlético, un movimiento fluido.
Cuando pensamos demasiado y tratamos de obtener un control consciente de nuestro swing, éste se vuelve poco fluido.
¿Por qué funciona el golf sensorial?
En primer lugar, cuando imaginas las sensaciones del golpe deseado es menos probable que te centres en un mal golpe. Este hecho en si mismo va a crear un (falso) sentimiento de confianza, aunque nos servirá para llenarnos de confianza real.
Durante la parte de “ensayo” que realizamos durante la rutina previa al golpe, en los swings de práctica, es cuando nuestro subconsciente indica a nuestros músculos qué deben hacer durante el swing. Aquí es donde nuestra mente “lenta”, analítica se desconecta y se enciende nuestra mente “rápida”, intuitiva; esto hace que nuestro swing sea realmente fluido, resultando en mejores golpes.
Sentir las sensaciones.
¿Cómo se siente el ejecutar el golpe que tienes delante? Puedes concentrarte en las diferentes partes del swing que componen el golpe (desde la sensación no de la técnica, recuerda) o, por otro lado, puedes imaginar y sentir como será el impacto deseado con la bola.
Una técnica, la de sentir el impacto, que usan Tiger Woods, Jordan Spieth y Jason Dufner, según dicen, ellos sienten en sus manos el impacto del palo con la bola antes de empezar el swing. El waggle que realizan antes del swing, no va tanto con el movimiento de swing, sino intentan generar esa sensación de impacto pretendido.
Sensación Visual.
¿Cómo volará la bola o cómo se verá tu swing? ¿Puedes imaginar el camino que seguirá tu bola? ¿Cuál será su trayectoria? ¿Qué hará la bola cuando aterrice? ¿En qué parte del objetivo quedará?
Existen demasiadas manteras de visualizar, tendrás que experimentar y probar qué aspectos funcionan mejor con tu mente y con tu golf.
Sensación auditiva.
¿Cómo suena el golpe que estás a punto de dar? ¿Cómo será el tempo y el ritmo del golpe?
Veamos un par de ejemplos, ponlo todo junto:
Durante la rutina previa al golpe, ensaya el sentimiento del putt. Siente la longitud de la subida del palo, imagina la cantidad de fuerza que aplicarás al swing, la fuerza del impacto. Siente como el impacto se sentirá en tus manos al contactar la bola. Ahora mantén esa sensación / sentimiento hasta que ejecutes el golpe, con eso en mente.
Para el juego largo después de que hayas decidido el tipo de golpe, la distancia de vuelo y la trayectoria de la rodada del golpe que tienes delante, siente la interacción del palo con la bola y con el suelo. Visualiza la bola volando en la trayectoria deseada y guárdate esa sensación hasta que empieces a mover el palo.
Durante tus sesiones de práctica o vueltas al recorrido, intenta encontrar las sensaciones que mejor conecten tu sistema intuitivo con la intención del golpe que tienes delante. ¿Qué sensaciones esperas producir con tus mejores golpes?
Sin duda jugar al golf de forma sensorial es la mejor manera de completar la vuelta golpe a golpe, sin atiborrar la mente de pensamientos, miedos o resultados. Dando lo mejor de ti en cada golpe es como accederás a tu mejor golf y, en consecuencia, a tus mejores resultados.
Marc Puig
@Golfing_marc
marc@sotapar.com
