Una de las figuras más incomprendidas en el mundo del golf, por parte de los jugadores aficionados, son los árbitros.
Especialmente cuando un jugador/a juega por primera vez un torneo con presencia arbitral.
A diferencia de otros deportes, la mayoría de competiciones amateurs no cuentan con arbitraje oficial.
Suelen concentrarse en torneos oficiales y competiciones de primer nivel.
¿Cuál es la labor de un árbitro de golf?
Al contrario de lo que se acostumbra pensar. Los árbitros de golf no están en el recorrido para penalizar, todo lo contario, su labor es proporcionar asistencia sobre Reglas a los jugadores.
Algo que siempre he oído y no entendía, hasta que comprendí la verdad de la afirmación es:
“Conocer las reglas de golf siempre puede beneficiarte”
Puesto que estamos muy condicionados por otros deportes, distorsionamos la figura arbitral. Sintiéndonos “controlados” al ver al árbitro en el recorrido de golf.
El reglamento de golf es muy extenso, una misma situación puede dar lugar a diversas decisiones e interpretaciones.
Es algo que yo aprendí de forma práctica, siendo un jovencito jugador. Corría el año 2006 y estábamos disputando el Campeonato de España Junior, celebrado en el campo de golf de Basozábal.
En el golpe de salida del hoyo 10 pegué un hook terrible, quedando la bola cerca de la casa club, pero dentro de los límites del campo.
La bola quedó muy mal colocada, muy cerca de una estructura que me impedía realizar mi swing.
Como tenía un árbitro cerca, le pregunté:
- ¿Puedo dropar sin penalidad? Yo creo que esto es algo que ha puesto aquí el hombre..
El me contestó rápidamente:
- Según lo que me comentas, no puedes aliviarte.
Yo, joven, alocado y pegador como era, decidí jugármela e ir con todo. Intentar golpear como fuese y dejarla cerca del green.
¿Resultado?
Un completo desastre. Acabó rebotando, saliendo de límites. Dropando en el mismo sitio y vuelta a empezar.
Cuádruple bogey en resumidas cuentas.
Al finalizar el recorrido, dirigiéndonos al área de entrega de tarjetas, el árbitro en cuestión me interceptó.
Y me dijo.
- Joven, tal como estabas en el hoyo 10. Podías haber tomado muchas alternativas a tu decisión…
Y me recitó la lista de cosas que podía haber hecho. Claramente, ninguna hubiera acabado en cuádruple bogey…
Así que me enfadé.
Me sentó muy mal.
No pude callarme y le espeté…
¡Y por qué no me lo has dicho! ¿Sabes como ha condicionado mi vuelta ese hoyo?
Él, sonriente y con tono amable, me dio una lección que no olvidaré.
- Yo he respondido a lo que tu me has preguntado. Mira, los árbitros estamos para ayudar, pero no podemos “beneficiar” a los jugadores.
Cuando necesites a un árbitro, no debes preguntarle si tu aplicación del reglamento es correcta. A un árbitro debes preguntarle:
- ¿Qué opciones tengo en esta situación?
Y gustosamente, te listará todas tus posibilidades, para que seas tu quien decida. Eligiendo la opción que más te ayude aprovechando el reglamento.
¡Pero debe ser el jugador quien pida la ayuda! De otro modo, perderíamos la imparcialidad.
Así que tu pregunta siempre debe ser cuáles son tus opciones, y cuando las sepas, decides.
Desde entonces esa ha sido mi actuación y es algo que te puede ayudar cuando menos te los esperas.
¿Y tú? ¿Te has encontrado en alguna situación comprometida en un campo de golf?