El Masters es un torneo de golf único. Mágico. Está lleno de particularidades que conforman su identidad inimitable. Como es bien sabido, es el único Major Championship que siempre se juega en el mismo campo.
El recorrido de Augusta National Golf Club, en Georgia (USA), es uno de los más prestigiosos y exclusivos del mundo. Solo unos pocos privilegiados tienen la fortuna de poder jugarlo.
Todo lo que tiene de bonito, de mágico, lo tiene de difícil.
No solo por el diseño del recorrido, también por la preparación del campo. Lo dejan en unas condiciones infernales, capaces de acabar con la confianza de los mejores golfistas del mundo. La preparación del recorrido empieza 90 días antes del Masters, empiezan por cortar la hierba dos veces cada mañana. Durante la semana del torneo, cuatro cortes por la mañana y dos por la tarde, de lunes a domingo. La frecuencia de corte es clave.
La clave para ser una pesadilla para los golfistas.
En el Masters no puedes dar un golpe por finalizado hasta que la bola se detiene. Ya sea un drive desde el tee, un golpe a bandera, un approach alrededor de green o un putt. Si el golpe no es certero puedes meterte en auténticos problemas.
¿Cuántas veces se han visto golpazos que acababan en la miseria?
Cuando juegas en Augusta no basta con pegar un buen golpe, para dejar la bola en su sitio debes pegar un golpe perfecto y tener algo de suerte. En cada hoyo. Aunque el famoso “amen corner” concentra los, a priori, 3 hoyos más complicados del recorrido, la verdad es que las condiciones son las mismas en todos los hoyos, por lo tanto, la dificultad se extiende a todo el recorrido.
Para ilustrar a lo que me refiero; después de la primera jornada de la edición del Masters de 2021; sólo 12 golfistas consiguieron acabar bajo par, además, 7 golfistas pudieron acabar al par del campo. El resto de jugadores acabó por encima (o muy por encima del par). Algo impensable en un torneo de máximo nivel, que concentra a los mejores jugadores del mundo y del momento.
Entre todos los mejores golfistas del planeta solo 19 no fueron vencidos por el campo. Solo 19.
Estoy convencido de que en el Masters lo que marca la diferencia, una vez más, radica en la mentalidad de los golfistas. Pero no en términos de fortaleza mental (aunque es básica para jugar a golf. En el Masters la actitud de los golfistas es determinante. Aguantar y seguir luchando o abandonarse y hundirse en la miseria.
Todos, absolutamente todos, se han visto en algún momento de la vuelta con la situación que planteábamos unas líneas más arriba. Pegan un buen golpe, bastante bueno, pero; debido al bote, la rodada o la caída la bola acaba muy lejos del objetivo.
Hay quienes se resignan con una sonrisa, a ver, seamos realistas, a todo el mundo le jode bastante pegar un buen golpe y que la bola acabe donde quiera. A todos, profesionales, aficionados o noveles. Pero es la actitud lo que determinará el cómputo global de la vuelta.
Estés jugando El Masters o lo que sea, es algo que podemos aplicar a todas las vueltas de golf. Si empiezas a buscar enemigos, culpables o a quejarte por la injusticia vivida, aunque realmente sea una injusticia y no te lo merezcas… una mala actitud va a acabar contigo, con tu mente y con tu golf. Seguramente también con la paciencia de tus compañeros de partido.
Fijémonos en la última vuelta del campeón. Matsuyama consiguió la primera chaqueta verde para Japón, lo que, a mi parecer solo añadía un extra de presión a la última vuelta de Hideki. Por si es poco saber que te estás jugando el Masters, sabes que en esos últimos 18 hoyos no solo todo el mundo del golf estará pendiente de ti, todo tu país estará expectante de que consigas la victoria.
Pienso que la diferencia real, la que llevó al golfista nipón a coronarse vencedor del Masters fue su actitud en el recorrido. Durante toda la jornada del domingo se mostró comprometido con su juego, desprendía un aura especial, por sus movimientos, su lenguaje no verbal se notaba que algo muy grande estaba en juego.
Su actitud fue muy correcta, se le veía nervioso en alguna ocasión, más que nervioso quizá intranquilo. Pero no tuvo ni una mala cara, ni una mala palabra ni un mal gesto en toda la vuelta. Y no le faltaron motivos para verle las orejas al lobo.
Matsuyama se centró exclusivamente en su gran objetivo, dejando de lado todo lo demás. No buscó un gran resultado, ni un juego bonito, ni acabar antes de hora. Supo manejar su renta inicial para convertir una ventaja de 4 golpes en una victoria por un solo golpe finalizando con 3 bogeys en los últimos 4 hoyos.
Esta actitud le permitió salir victorioso de la ronda final. Se centró en el proceso necesario para llegar al objetivo, y nos dio una lección de golf, constancia y actitud en el recorrido. Simplemente hizo lo que tenía que hacer.
Al fin y al cabo, a nadie le va a importar cómo fueron los hoyos finales o la renta de ventaja que tenía antes de la última vuelta, lo único que le va a importar a la gente es quién se adjudicó el Masters y eso Hideki lo hizo perfecto.
Hideki ganó la chaqueta verde, pero los golfistas ganamos una clase magistral.
¿Tienes una buena actitud en el recorrido?
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Marc Puig
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