El golf es un deporte que engancha tanto como desespera. Basta con un simple golpe bien dado para enamorarse por completo de este deporte, pocas cosas son más satisfactorias que sentir el impacto de la bola en el centro de la cara del palo y ver como se aleja volando en línea al objetivo.
Tal como diría Lope de Vega (con el amor)
Quien lo probó, lo sabe.
Solo tiene una pega. Un buen golpe es como una droga, el golf engancha y siempre quieres más, buscando repetir esa sensación “de subidón” que te da cuando pegas un buen golpe. Y eso, amigos golfistas, nos pasa a todos independientemente de nuestro nivel de juego.
Yo mismo jugué el sábado pasado, el último swing completo que realicé en el recorrido resultó un golpe empalado que aterrizó y se detuvo muy cerca de bandera. Pues a la hora de la cena, sentado en la mesa, todavía vibraba al recordarlo.
El problema, para la mayoría de golfistas viene cuando van mejorando su nivel de juego y, en lugar de facilitarse las cosas, inconscientemente se la complican cada vez más. Es algo que he visto demasiadas veces y pienso que la raíz es un error en la interpretación o, directamente, en los conceptos básicos del golf.
La mala evolución de los golfistas aficionados:
Cuando empezamos a jugar a golf, cuando somos golfistas novatos, el primer objetivo es tener una bolsa propia, con nuestro juego de palos. Lo más común (y también lo más lógico) en esta fase del juego es conformarse con cualquier palo de golf que sea reglamentario.
Hasta completar la bolsa, después ya empezaremos a elegir y descartar. En un primer momento, el golfista siente que con cualquier palo le va a ir bien, total lo necesita para darle a la bola. Por lo que, en la fase inicial de nuestro juego, acabamos jugando con una bolsa de palos variopinta. Cada palo de un padre y una madre.
Aquí, en esta fase, es cuando los golfistas solemos decantarnos hacia un palo concreto, todo el mundo ha tenido un romance con un palo de su primera bolsa. El mio fue con la madera 7, una Makser de 24 grados. Cuando cogí confianza con ella no podía fallar un golpe. Así que, empecé a jugar con una madera 5 del mismo modelo, para ganar metros, posteriormente con la 3 hasta llegar al Driver, palos que inicialmente no llevaba en la bolsa.
El error que trunca la evolución de golfistas.
Por paradójico que parezca, el error más común entre aficionados, aquel que realmente trunca la evolución de su golf no se produce en su etapa de golfistas novatos. Se produce precisamente cuando empiezan a considerarse (a ellos mismos) golfistas expertos o, como mínimo, experimentados.
Cuando los golfistas aficionados quieren dar un salto de nivel y consolidarse como buenos golfistas, cambian sus palos por unos “mejores” que ofrezcan mejor rendimiento para su swing y para sus golpes.
Hasta ahí todo correcto.
Si quieres mejor rendimiento, necesitarás mejores herramientas.
Pero unos palos más difíciles, más complicados, enfocados al alto rendimiento, no te harán jugar mejor. Probablemente te harán jugar peor y retroceder en tu evolución golfística.
El principal error del golfista aficionado es jugar con palos que son demasiado complicados para él.
Los palos de golf de alto rendimiento, evidentemente, proporcionan una calidad de impacto y un dominio sobre la bola muy superior cuando impactamos bien. Pero también reducen el margen de error al mínimo, cualquier golpe que no sea impactado en el punto dulce perderá muchísima distancia y saldrá muy desviado.
Pon en la bolsa unos palos que faciliten tu golf, que faciliten un buen impacto, que sean permisivos… pues eso es lo que realmente necesitas para tu golf. No elijas unos palos por lo bonitos que se ven o porque “es lo que toca con mi handicap”. Lo único que le toca a cualquier golfista es dominar la bola y meterla en el hoyo. ¡A nadie le importa con qué palos juegas! No te hacen parecer ni ser mejor golfista, lo único que debes juzgar es tu resultado y el vuelo de tus bolas.
¿Con qué palos ganó Tiger su último Masters?
Nos da igual.
He visto demasiados golfistas aficionados jugando palos difíciles, incluso he visto a muchos con palos blade en su bolsa. Algo con lo que no se atreven ni la mayoría de golfistas del Tour. Fíjate en sus bolsas de palos, en cualquier competición del Tour, ya sea PGA o European, los golfistas que usan palos blade son mínimos. Me atrevo a decir que menos de 10 en total.
La inmensa mayoría de estos golfistas eligen palos “fáciles” permisivos, pero que les permitan sacar un gran rendimiento, en definitiva, para ellos cada golpe cuenta y puede suponer la diferencia entre ingresar dinero o no.
Si los mejores del mundo no se ven capaces de ser regulares con unos palos “complicados” ¿por qué un golfista aficionado debería jugarlos?
Mi opinión de este lunes, de vuelta al cole, es que debes jugar con unos palos permisivos que te permitan sacar tu máximo rendimiento, no con unos palos complicados que limiten tus golpes y, en consecuencia, tu golf.
Hola Marc,
Soy una mujer de 70 años y cada día me desespero más con mi juego….
Me podrías recomendar unos hierros fáciles de jugar y con muuucho perdón????
Gracias!!
Hej Marc!
Que razón tienes, pretender mejorar el juego con unos nuevos palos es un gran error, sobre todo si esos palos son «de estreno». Reconozco que yo soy el primero que me gusta la idea de tener palos nuevos, pero también soy realista y de nada me servirían más que para aparentar si realmente no me hacen falta.
Precisamente de vez en cuando hablo con algunos jugadores que vienen fardando de sus nuevos palos, el drive último modelo o un nuevo mágico putter que hará que la bola vaya directa al hoyo si le das con los ojos cerrados, y la envidieja siempre está ahí. 🙂
Aún recuerdo, no hace mucho de esto, que estaba hablando con unos jugadores que habían venido a jugar a Ronneby GK [ https://sveaypablo.es/jugando-a-golf-en-ronneby-gk/ ] desde los países bajos, y algunos de ellos estaban quitando la bolsa de plástico a sus nuevos palos de golf mientras nos los enseñaban super orgullosos al principio de la jornada; unos palos lustrosos y brillantes que no usaron en el campo de prácticas porque los reservaban para el campo.
Pues uno de esos jugadores, en el hoyo 15, cuando las bolas volaban a todas partes menos al green, a parte de maldecir al palo, la bola, el tee, el cesped, los árboles y todo lo que tenían por delante, dejaban el palo en la bolsa después de haberlo tirado y haber perdido una media docena de golpes. En esos momentos es cuando pensé lo importante que es probar muy bien los nuevos palos y que había tenido suerte el no haber aprendido neerlandés ni flamenco para entenderle 😉
Un saludo desde Suecia
PabloD