El golf es uno de los deportes más complicados que existen, tanto por su dificultad técnica como por su exigencia psicológica. Un deporte individual donde, para lo bueno y para lo malo, estás a solas en el momento de la verdad (bueno, a esos niveles, acompañado por tu caddie).
En este deporte no existen sueldos, contratos, ni garantías. Como en tantos deportes individuales, los golfistas no tienen un sueldo fijo, ni mucho menos, garantías de ingresos. Aquí se lucha por cada céntimo, el cheque depende, exclusivamente del nivel de juego mostrado durante los 4 días de competición. Algo reservado exclusivamente a quienes pasen el corte, si no pasas el corte te vuelves a casa con cero euros.
Este factor añade, sin duda, un extra se presión a los golfistas profesionales.
Hace poco leí una afirmación muy interesante, me lo pareció tanto, que me inspiró para escribir este artículo de opinión, decía algo así:
No es complicado convertirse en jugador profesional de golf, nada complicado. Lo realmente difícil es clasificarse para jugar torneos en cualquier Tour profesional. Existe una gran diferencia entre ser golfista profesional y ser jugador profesional.
Creo que no se podrá resumir de una forma más sencilla y acertada. Es realmente asequible convertirse en golfista profesional, evidentemente, debes tener un gran nivel de juego, demostrarlo en torneos oficiales y conseguir las vueltas necesarias.
Pero de ahí a ganarse la vida jugando al golf hay un largo camino.
Entonces, ¿Cómo de buenos golfistas son los peores del tour?
Una pregunta difícil de responder de forma clara y concisa, pero intentaremos arrojar luz sobre este concepto. ¿Qué entendemos por los peores del tour? Creo que podríamos definir estos golfistas como jugadores que “siempre están ahí” pero que se mantienen alejados de las primeras posiciones.
Fijémonos, por ejemplo, en uno de los golfistas más reconocidos a nivel mundial.
Rickie Fowler.
(Uno de mis golfistas favoritos, por cierto)
El golfista estadounidense lleva muchos años en el Tour profesional, es un gran jugador de golf. Dispone de varias victorias, ha representado a Estados Unidos en las grandes competiciones internacionales por equipos, además, es un personaje recurrente en publicidades y marketing.
Pero… ¿Qué dicen sus números? ¿Es realmente un golfista de talla mundial?
Rickie Fowler irrumpió en el PGA Tour con fuerza. Una imagen “poco común en golf”, estilismos arriesgados y una frescura que engancha, además de un gran juego. En 2009 llegó al tour profesional como el mejor amateur del mundo. Hoy en día, atesora 9 victorias como jugador profesional; 5 en el PGA Tour, 2 en el European Tour, 1 en One Asia Tour y una victoria en el Hero World Challenge.
Viendo este historial sumado a su fama mundial todos tenemos a Fowler como uno de los mejores golfistas del mundo, normal después de su fuerte entrada al circuito profesional que le valió para alzarse hasta el puesto #4 del Ranking Mundial.
Actualmente y desde hace ya semanas, se encuentra hundido en la posición #65, si nos fijamos en su histórico de posiciones veremos que donde más tiempo ha estado rankeado es por encima de la posición #40.
Viendo estos números (ojo a lo que voy a decir) podríamos considerar a Rickie Fowler un golfista “del montón” en el PGA Tour. En ningún caso quiero transmitir que sea un mal jugador, hay que tener un gran nivel para llegar hasta ahí y, sobre todo, mantenerse, pero lo cierto es que hay muchos, muchísimos golfistas con los números de Fowler. El nivel en los Tours Profesionales es realmente muy alto.
Un último punto de vista que quería poner sobre la mesa en este artículo es el de las altas ganancias en golf. Como introducía en los primeros párrafos, la industria del golf mueve muchísimo dinero, tanto (o menos) como otros deportes.
Creo que es significativo, y ayuda a comprender la complejidad del golf como medio de vida es que, si miramos la lista (Forbes) de los deportistas con más ingresos. Entre los 100 deportistas masculinos que más dinero han ganado, anualmente, encontramos solo 4 golfistas; Tiger, Rory, Phil y Jordan.
En definitiva, cualquier persona que se gane el derecho a participar en un torneo de cualquier Tour profesional dispone de un altísimo nivel de golf. Mucho más del que podemos imaginar o del que realmente creemos que es necesario. En el Tour, donde cada golpe cuenta y, básicamente, vale dinero, sin duda, el nivel de golf es altísimo.
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