El mundo del golf está evolucionando, cada vez, más rápido. Personalmente pienso que la evolución siempre es buena, aunque algunos cambios, especialmente aquellos más evidentes, de inicio siempre cuestan de asimilar.
Un deporte cada vez más mediático donde, poco a poco, el PGA Tour se está convirtiendo en un nuevo “gran circo” a la altura de otros deportes más acostumbrados a las masas.
Si nos fijamos en el fútbol, básquet, en definitiva, cualquier deporte o gran liga de repercusión mundial, todas tienen algo en común. No solo importa lo que pase dentro del terreno de juego.
Desde lo más generalizado, la vida fuera de la competición, la interacción con los fans, la interacción con la prensa, redes sociales, etc. Hasta cosas más específicas, como la relación entre deportistas o las rencillas de algunos jugadores. Todo esto está cada vez más presente en golf gracias al impacto mediático de este deporte.
Una nueva hornada de golfistas está contribuyendo a cambiar el golf desde dentro y esto está ayudando a cambiar la percepción que se tiene del golf como deporte.
Este nuevo fenómeno ha llegado y tiene pinta de que va a quedarse, me refiero al “fanatismo” en el mundo del golf. Claro está que no es nada nuevo que el público tenga a su favorito, su ídolo, jugador preferido… como quieran llamarlo. Es algo que siempre ha estado ahí y en muchos torneos se puede notar quien es ese favorito para el público, incluso, si me apuras, en algunos casos hemos podido ver como el público lleva en volandas a su jugador hasta la victoria.
El más reciente que se me ocurre es en el Open Británico de 2019 con la victoria de Shane Lowry.
El fanatismo va un paso más allá. No se queda solo en preferencias o ánimos para su jugador, el fanatismo lleva a “desprecios” hacia otro/s jugadores. Brooks y Bryson han iniciado una nueva batalla en el mundo del golf, la de los aficionados.
La fatídica entrevista tras la segunda vuelta del PGA Championship fue el detonante, aquella donde Brooks entrecierra los ojos a media entrevista, mientras Bryson pasa justo por detrás suyo. Algunos dicen que, debido al ruido de los tacos, otros que Bryson le dijo algo bajito, casi una puyita… en definitiva, quedó latente que los dos golfistas no se llevan demasiado bien.
La verdadera novedad, pues supongo que rencillas entre jugadores las ha habido siempre es que sea tan palpable, tan público. Tanto que durante la disputa del Memoirial Tournament (la semana pasada), algunos aficionados del público le gritaban “Brooksie” el apodo de Brooks a Bryson DeChambeau. De hecho, varios de ellos fueron expulsados del recorrido de inmediato tras la acción. Las malas lenguas dicen que Bryson ya estaba en sobre aviso y alertó a la seguridad del campo para que no pasara ni una.
¿Es lícito hacer esto en el campo de golf?
Gritarle cosas a un deportista rival tampoco es nada nuevo, que se lo pregunten a cualquier futbolista o jugador de básquet. En cada partido reciben cientos de gritos, injurias, insultos, algunas veces, incluso de sus propios aficionados.
Las burlas nunca habían llegado al campo de golf, en torneos individuales, si nos fijamos en la Ryder o torneos por equipos, podríamos encontrar algún leve precedente. Otra cosa que pienso hay que remarcar es que, a diferencia de los otros deportes, ninguna de estas exclamaciones o gritos se realizan mientras el golfista está ejecutando sus golpes. Por motivos evidentes.
Entre golpes, por lo que se ve, la cosa está empezando a cambiar. Ya tenemos el primer precedente y no sabemos como evolucionará esto, pero no tiene pinta de que vaya a parar, todo lo contrario.
El propio Brooks Koepka echó más leña al fuego a través de su cuenta de Instagram, en un vídeo donde agradecía a sus fans los ánimos mostrados durante el torneo, también por gritar su nombre, aunque él no estuviera compitiendo. Lo tomaremos como una puyita más hacia su archienemigo, el científico loco.
Como golfista entiendo que el hecho de que te busquen las cosquillas mientras estás jugando puede ser desesperante e, incluso, llegar a sacarte del partido. Pero como aficionado / espectador, pienso que cualquier deportista profesional de máximo nivel, como es el caso del PGA Tour (o en cualquier otro deporte) debe estar preparado y muy por encima de estas situaciones, para saber centrarse en hacer lo suyo pese a cualquier estímulo exterior.
En definitiva, el debate está servido, veremos cómo evoluciona.
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