Prácticamente todos los jugadores de golf “pierden” algún golpe a lo largo de la vuelta. Completar 18 hoyos a la perfección es una hazaña prácticamente imposible, al alcance de muy pocos.
La mayoría de los golpes que pierden los golfistas aficionados en sus partidos no tienen un motivo físico o técnico, la mayoría de los errores tiene un origen mental que, inevitablemente, provocan cambios en nuestros movimientos de swing.
En este artículo repasaremos los cinco errores mentales más repetidos en el campo de golf y cómo afrontarlos. Si lo hacemos correctamente podremos acceder a nuestro máximo potencial técnico, más a menudo.
Los 5 grandes errores mentales en golf:
Primero; Jugar con una mala mentalidad.
Configurar o establecer nuestra mentalidad antes del partido es un punto clave para tener más opciones de jugar bien. Muchos golfistas aficionados se auto-imponen demasiada presión al establecerse objetivos vinculados al resultado. Piensan que si no juegan bien (o consiguen buenos resultados) no han hecho nada bien en toda la vuelta.
Si le preguntamos a cualquier golfista aficionado, antes de una vuelta, cuáles son sus objetivos nos dirán algo como; bajar de handicap, hacer más de x puntos stablefod o menos de x golpes, no hacer 3 putts o cosas por el estilo…
Este tipo de objetivos externos, como avanzaba, solo meten más presión al golfista.
El objetivo principal es jugar relajados, sin preocupaciones ni tensiones. Una mentalidad ganadora fija su atención en otras cosas, las internas, las que realmente puede controlar; su concentración en cada golpe, los procesos de golpeo, rutinas, conversación interna, lenguaje corporal…
Si eres capaz de ceñir tu mente de golf a tus procesos internos, olvidándote de todos los estímulos externos, podrás disfrutar del golf y maximizar tus opciones de jugar bien.
Segundo; Parálisis por exceso de análisis.
La mayoría de golfistas aficionados se hunden tras varios golpes malos. Básicamente debido a que pasan a centrarse más en lo que están haciendo mal y buscar correcciones. Cuando esto pasa, aumenta la tensión y (casi siempre) deriva en una aceleración del golpe, tanto en tempo como en ritmo.
La forma óptima para volver al juego tras unos malos golpes en el recorrido es conectar más con los golpes. Nunca buscar una solución técnica. Conectar con el golpe significa establecer claramente nuestra intención con el golpe que queremos dar y establecer la tipología de golpe. Desde una perspectiva de “ataque” (una bola alta al fondo de green…) nunca de prevención de riesgos (no ir a bunker o volar el lago), es el tipo de golpe que queremos realizar el que nos marcará el swing de golpeo… nunca al revés.
Tercero; dar fuerza a los pensamientos negativos.
Los pensamientos entran a nuestras mentes a ritmos vertiginosos, cada día durante todo el día. Aunque el input de pensamientos sea muy grande, también desaparecen rápidamente a menos que elijamos centrarnos en ellos. Muchos golfistas, a consecuencia de un mal resultado o algún mal golpe, empiezan a prestar demasiada atención a los pensamientos negativos.
Si eliges centrarte en un pensamiento negativo, lo empoderarás a crecer y se puede convertir rápidamente en sentimientos o emociones que cambiarán tu humor y, consecuentemente, tu juego.
Los pensamientos negativos son inevitables en un partido de golf, todos los tenemos y siempre nos vendrán. El truco es no darles bola, que no tengan la opción de crecer ni transformarse en malos pensamientos.
¿Cómo conseguirlo? Siendo un mero espectador de pensamientos, nunca participar de ellos. Entran, pasan y se van. ¡Déjalos ir! No les prestes atención.
Cuarto; Céntrate en los grises.
En el campo de golf tendemos a evaluar de forma extrema; un buen golpe o un mal golpe, un buen swing o un mal swing, un buen día de golf o un mal día de golf. Cuando evaluamos solo los extremos nos perdemos el punto clave de la evaluación. La oportunidad de aprender.
Una vez acabada tu vuelta de golf, dedica un tiempo a analizar tus errores en el campo, es ahí donde más puedes aprender. Fíjate objetivamente en tus fallos del partido, desde una perspectiva neutral, constructiva.
Al igual que con la vuelta de golf, no nos fijaremos en el resultado o donde ha acabado la bola. Nos fijaremos en si hemos realizado correctamente los procesos marcados, si hemos realizado una buena preparación y análisis del golpe, etc.
Quinto; no tener una intención clara.
Si no sabemos qué queremos hacer y cómo vamos a realizarlo, seguro que el golpe acaba mal. En cada uno de los golpes que realicemos debemos tener una clara intención de golpe. Sin ella, no mandaremos un mensaje claro a nuestro cuerpo sobre cómo tiene que moverse para que lo haga de forma fluida. No tener intenciones de golpe claras significa que nuestra concentración no estará en el golpe, por lo que dejaremos una puerta abierta a las dudas, nervios y miedos.
Para mejorar en este aspecto, imagina que llevas contigo un caddy, pero no uno cualquiera, uno de los buenos. E imita a los jugadores del Tour. Antes de cada golpe charla con él, cuéntale qué golpe ves, cómo quieres realizarlo, etc…
Esta conversación (interna o con tu caddy) te permitirá elegir el golpe más adecuado en cada situación y, lo más importante, tendrás una clara intención de golpe, siempre.
Marc Puig
Marc@SotaPar.com
@Golfing_marc
Que mental es este deporte, que difícil es sacar de tu cabeza los hoyos desastre (triple o cuádruple bogey) En fin sigo leyendo estos consejos diariamente. Quien sabe ?? Gracias por estar siempre .Saludos. Eduardo