Desde el siglo XV aproximadamente hombres y mujeres se han dedicado a pegar palazos a una bolita blanca a través de un campo verde, intentando meterla en un hoyo, mientras aparentan pasarlo bien. Aunque no siempre es así.
El golf es un deporte peligroso.
Si nos fijamos en los datos de las estadísticas nacionales de salud de los Estados Unidos, uno de los países con mayor número de personas aficionadas al golf, podemos obtener una especie de resumen de todas las cosas malas que suceden en los campos de golf.
Lesiones en golf.
Los golfistas sufren lesiones con una incidencia de 1,8 por cada 1000 golfistas. Un número más elevado que en deportes de contacto con el rugby o el hockey hielo.
Las lesiones más comunes o, mejor dicho, las zonas del cuerpo más afectadas por lesiones de golf son los codos y la zona lumbar.
Buggies de golf.
Los buggies son otro elemento peligroso del golf. Aunque no van a gran velocidad pueden representar un peligro para la salud de los jugadores, anualmente solo en los estados unidos se registran más de 15.000 accidentes (y lesionados) de buggy en campos de golf.
Impactos de golf.
Otra de las causas de lesión más común en los campos de golf estadounidenses son los objetos voladores. Más de 40.000 personas resultan heridas al ser golpeadas por objetos voladores. Ya sean palos de golf lanzados por un golfista furioso o una bola mal dirigida.
Castigos divinos en el recorrido.
Una de las causas menos comunes de lesión, afecta a entre 8 y 10 golfistas al año (en estados unidos), cae directamente desde el cielo y es el impacto de un rayo.
Muertes inusuales en el campo de golf:
UN MANTENIMIENTO DE CAMPO MORTAL.
Los campos de golf son auténticos paraísos naturales recubiertos de verde. Pero esas hermosas praderas que se abren ante los golfistas son están ahí “de forma natural”. En la mayoría de los recorridos de golf se usan productos químicos para derrortar el impulso de la naturaleza de devolver la tierra a su estado natural.
Por lo visto, según un estudio realizado por viajeros éticos, estima que un campo de golf promedio necesita unos 1.500kg de fertilizantes; entre pesticidas, herbicidas y químicos.
Un hombre en Virginia (USA) murió por los pesticidas.
El golfista se fue del club de golf con un agudo dolor de cabeza que posteriormente derivó en fiebre, nauseas y sarpullido. Cuatro días más tarde murió en el hospital lleno de ampollas, una reacción alérgica muy grave recorrió todo su cuerpo impulsada por un pesticida utilizada en el campo de golf.
UN VISITANTE INESPERADO.
Esta vez ocurrió en el viejo continente, concretamente en Irlanda en el transcurso de búsqueda de una bola. Un golpe desviado acabó con la bola hundida en una zanja, el golfista en cuestión se puso a buscarla a consciencia. Era su bola favorita y estaba jugando una ronda amistosa.
En un momento dado, una rata apareció de la nada. Se le subió por la pierna, le mordió y se orinó. La herida fue mínima y superficial, así que, después del susto el golfista terminó los hoyos que le faltaban para completar la vuelta.
Murió al cabo de dos semanas víctima de la enfermedad de Weil, una enfermedad portada y transmitida por las ratas.
Muertes comunes en el campo de golf:
Por desgracia existe una causa justificada y común de muertes en el campo de golf. Los ataques cardíacos. Muchos golfistas juegan sus vueltas con betabloqueantes, destructores de colesterol o anticoagulantes recorriendo sus cuerpos.
Sumado a llevar peso o estirar del carro, juntamente con un extra de esfuerzo, de emoción o de alteración puede causar un fatal desenlace. Aunque las instalaciones cuenten con desfribilador (Hoy en día casi todos los campos tienen) La Asociación Estadounidense del Corazón dice que las probabilidades de sobrevivir a un ataque cardíaco en un campo de golf son menos del cinco por ciento.
Fuentes:
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- “The History of Golf.” Ben Johnson, History.com, undated.
- “Sports Injury Statistics Suggest: Golf is More Dangerous than Rugby.” Golfsupport.com, January 31, 2018.
- “The 10 Worst Ways to Die on a Golf Course.” Brittany Romano, Golf Digest, October 28, 2016.
- “The Case against Golf.” Ben Adler, The Guardian, June 14, 2007.
- “The Big Thirst: Nothing’s Quite so Thirsty as a Las Vegas Golf Course.” Charles Fishman, Fast Company, March 25, 2011.
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Marc Puig
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